La Interprofesional del Aceite de Oliva Español colabora en la jornada “Olivar y cambio climático” organizada por el Ministerio de Agricultura, Alimentación y Medio Ambiente
La Interprofesional comparte con los asistentes el estado de los trabajos en el ámbito del PEF Olive Oil pilot promovido por la UE para el desarrollo de las Reglas de categoría de producto para el cálculo de la huella ambiental de nuestros aceites
El cambio climático es una realidad que ningún científico pone ya en duda. Y sus efectos se dejarán notar especialmente en nuestros cultivos, que irremisiblemente ligados al clima. Avanzar sobre esos efectos y sobre las estrategias para minimizar sus efectos y combatir, entre otros impactos, el efecto invernadero desde el sector del aceite de oliva, ha sido el objetivo de la jornada que el Ministerio de Agricultura, Alimentación y Medio Ambiente ha celebrado en Madrid, con la colaboración de la Interprofesional del Aceite de Oliva Español. Con el título “Olivar y cambio climático” ha abordado un cultivo fundamental para nuestro país, como ha destacado la ministra en funciones, Isabel García Tejerina, “somos, con enorme diferencia, la primera potencia mundial”. En su intervención se ha referido al proyecto PEF Olive oil pilot, “una iniciativa europea para medir la huella ambiental del aceite de oliva y poder así transmitirlo a los consumidores”.
Un proyecto en el que la Interprofesional del Aceite de Oliva está teniendo un gran protagonismo para lograr que se acepte en el cálculo de la huella ambiental de producto el efecto de absorción de CO2 del olivar, un efecto sumidero para los gases responsables del efecto invernadero, una realidad que es indispensable hacer llegar al consumidor final, cada día más concienciado sobre el medioambiente a la hora de tomar sus decisiones de compra. La UE detectó, como destacó la gerente de la Organización, Teresa Pérez, la existencia en el mercado de más de 400 etiquetas ambientales en todo el mundo, “una dispersión que lejos de ayudar al consumidor, crea confusión. Por esa razón aplaudimos la decisión de la Comisión Europea de lanzar las líneas piloto para definir las guías y reglas de categoría para calcular el impacto ambiental del aceite de oliva y, a partir de ahí, desarrollar un etiquetado que sea fácil de entender por el consumidor y tenga validez, al menos por el momento en la UE, pensando en que más adelante pueda ser aceptado en todo el mundo”. Un proyecto que debe culminar a principios de 2017 y en el que se han implicado empresas, centros de investigación e instituciones de España, Italia, Grecia y Portugal.
Teresa Pérez, destacó también que este es un proyecto estratégico para nuestro olivar, “No podemos olvidar que cada año que pasa la PAC se vuelve más verde. Una valorización medioambiental del aceite de oliva está llamada a ser, en un futuro inmediato, un nuevo atractivo para un consumidor que no sólo quiere un producto de calidad y sano, sino también sostenible. Que se reconozca el efecto de captura de CO2 en el suelo del olivar es un argumento diferencial al que tendremos que sacar partido para hacer crecer nuestra categoría frente al resto de aceites vegetales. La huella medioambiental del aceite de oliva será un espaldarazo para una sector que aspira a que el mar de olivos sea reconocido como patrimonio de la humanidad por ser el bosque humanizado más grande del planeta”.