No hay mejor forma de esperar la Navidad que celebrando a lo grande las tradicionales ‘Posadas’. México se viste de luces durante 9 días para rememorar el peregrinaje de María y José desde Nazaret hasta Belén, donde buscaron un lugar para alojarse y esperar el nacimiento del niño Jesús. Más allá de sus orígenes, las Posadas son una de las fiestas más importantes del país, y todos los mexicanos compartimos buenos momentos bajo las calles alumbradas por velas y los cánticos de las populares letanías. Pero también hay quien se relaja y lo deja todo para el último momento. Si tú también apuras hasta el límite, toma nota de los siguientes consejos. Te ayudarán a ganar tiempo y a evitar caer en la desesperación.
Lo primero –y lo más importante– es comprar una gran piñata de colores y llenarla de frutas y dulces. Ya sabes que a los niños les encanta. Y a muchos adultos, aunque no lo admitan públicamente, también. La familia entera se pelea por romperla con los ojos vendados y con el cántico de: “No quiero oro ni quiero plata, yo lo que quiero es romper la piñata!”.
La sensación que envuelve este momento tan especial sólo la conocemos los mexicanos. Nos sentimos bien orgullosos de nuestras tradiciones, donde tampoco pueden faltar los tamales y los buñuelos con los que agasajamos a nuestros invitados. Nunca podrás ser considerado un anfitrión de lujo si antes no ofreces estos dos platillos a tus visitantes. Quédate con los dos siguientes consejos, que te ayudarán a cocinarlos de una manera mucho más sabrosa.
Primero: fríe tus buñuelos en aceite de oliva de España.
Es la mejor fórmula para que te queden crujientes por fuera y extremadamente tiernos por dentro.
Segundo: tus tamales serán perfectos si también integras en su relleno el aceite de oliva de España.
Ya verás que suaves y sabrosos te quedan.
No hay un hogar en todo México que no esté perfumado por estas dos recetas y el sabor de un buen ponche. Para éste último, te invitamos a que lo sirvas en copas con los bordes previamente impregnados de aceite de oliva de España y un poco de azúcar. ¡Magia pura para el paladar!
Y ya lo tienes. Tanto esperar, parece que ha valido la pena. Ahora sólo te queda abrir las puertas de tu casa y darle la bienvenida a todos los que vinieron a cantar.
¡Muy felices posadas!
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