En Mayo pasado, tuve la oportunidad de vivir una gran experiencia en The Good Life Embassy Ciudad de México. Simplemente un deleite a los sentidos. Encontrarme con bebidas con Aceites de Oliva de España acompañando a una ginebra o un espumoso rosado son una verdadera delicia.
Saborear aperitivos dulces y salados que incluyan a este oro verde, mientras se desenvolvieron charlas con la crema y nata del ambiente gastronómico en México, intercambiar ideas y experiencias con Eva García Cuervo, Gerardo Vázquez Lugo, Daniel Ovadía, Diego Guerrero y hasta con el mismo Embajador de España en México, Luis Fernández-Cid.
Así entre bocado y trago, descubrir que los elementos grasos de cualquier platillo han sido sustituidos por los Aceites de Oliva de España y con gran placer encontrar maravillosas sensaciones al paladar, al olfato y al alma.
Absolutamente una experiencia que consintió mis 5 sentidos, aromas, sabores, charlas y siempre como gran protagonista: los Aceites de Oliva de España.
Mucha gente lo considera como un elemento culinario de gusto adquirido, es decir, que se necesita una exposición prolongada, parcial o completa a los aromas o texturas del aceite de oliva, hasta que llega a ser considerado algo familiar. Algo parecido a lo que sucede con el caviar y el cuitlacoche.
El aceite de oliva nos aporta un gran sabor y, como bien sabemos, bastantes beneficios para la salud. Podemos alcanzar un estilo de vida saludable si basamos nuestra gastronomía cotidiana en elementos e ingredientes saludables, pero deliciosos: consumir cereales, vid y vegetales en abundancia.
Habituarme al uso del aceite de oliva, en mi caso particular a los que considero mejores: los Aceites de Oliva de España, ha sido una de las decisiones más acertadas de mi vida, además de sencilla ya que me enamoré desde el primer día. Por lo menos hace 15 años que casi no he usado ningún otro tipo de aceite.
Aunque en mi casa, en León, México, nunca faltó el aceite de oliva, alternábamos el uso de diferentes aceites. Desde muy temprana edad aprendí a saborear y apreciar el sabor de éste, identifiqué poco a poco los platillos que lo incluían, y por mi cuenta propia pedía que no me dieran otros aceites vegetales, yo sentía que los alimentos perdían su sabor, denotaban tonos al paladar “baratos”, no lucían los platillos.
El primer recuerdo que tengo del aceite de oliva es en un potaje de habas, típico acá en la época de cuaresma. Mi abuelo paterno acostumbraba comerlo siempre con unas gotas, bastantes, de Aceite de Oliva de España. Ahí mi paladar comenzó un viaje que aún no termina, sentir ese sabor aún me lleva a la mesa redonda de aquella casa que me vio crecer e iniciar mi pasión por la gastronomía y por la búsqueda de nuevos sabores y texturas. Y complementar ese viaje de manera paralela en la casa de mis abuelos maternos, españoles, que también fue pieza fundamental en los cimientos de mi carrera en la cocina.
Hoy como profesional, me sigo maravillando de aquellas primeras veces en que experimenté, comparé y elegí usar Aceites de Oliva de España en mis platillos y descubrí esa fenomenal sintonía de sabores.
Gracias a mi doble nacionalidad, México y España, mi acervo culinario es vasto y puedo presumir que mi especialidad gastronómica es una fusión méxico-española-mediterránea, así todo junto y mezclado pero no revuelto, y al probar los Aceites de Oliva de España.
Viva México y Olé!
Biografía:
Luis Aranda, hijo de española (Asturiana) y mexicano, se crió con una cultura gastronómica amplia, abarcando la tradicional cocina mexicana criolla con sus abuelos paternos, y la cocina española con sus abuelos maternos. Actualmente trabaja en su proyecto Chef a Domicilio y participa en medios como TV y Radio.
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