Hace siglos los Aceites de Oliva de España ya eran famosos por su calidad en todo el mundo. Pero lo que quizás no sepas es que nuestros aceites eran el ingrediente principal del jabón que triunfó en toda Europa a partir del siglo XVI, el conocido como Jabón de Castilla.
Pero, empecemos por el principio, ¿qué es el jabón? El jabón es una sustancia maravillosa, que es capaz de limpiar la suciedad gracias a una característica única: es liposoluble e hidrosoluble, eso significa que es capaz de disolver la grasa y trasladarla al agua. Se elabora a partir de ácidos grasos, como los aceites de oliva, que se convierten en jabón (o se saporizan) mediante la adición de álcali (normalmente sosa caustica).
Cada cultura y pueblo, para la elaboración de sus jabones, ha empleado los aceites y grasas más abundantes en cada momento. En España, como es lógico, siempre hemos usado el aceite de oliva como ingrediente principal del jabón. Gracias a ese ingrediente, el Jabón de Castilla tenía unas características que lo hacían único muy apreciado en toda Europa, como su color blanco, su magnífico poder limpiador, su agradable textura y sus beneficios como cosmético natural.
Tiene otra ventaja adicional, es muy fácil de elaborar. De hecho, podemos recuperar la tradición del Jabón de Castilla en nuestra casa sin mayor complicación, y de paso contribuir a proteger el medio ambiente. Porque hay que recordar que los aceites usados en la cocina tienen un tremendo potencial contaminante: un solo litro vertido al desagüe es capaz de contaminar 1.000 litros de agua. Por esa razón es tan importante entregar para su reciclado, o bien elaborar el jabón más natural.
La elaboración es muy sencilla. ¿Te animas? Tan sólo necesitas:
- 5 litros de aceites de oliva usados
- 5 litros de agua
- 1 kg de sosa caustica (hidróxido de sodio)
- un recipiente (nunca de aluminio) con la suficiente capacidad para la mezcla de todos los ingredientes
- un palo o utensilio de madera
- 10 briks vacíos de un litro de capacidad (como los envases de leche o zumos)
Proceso de elaboración de jabón de aceite de oliva:
- Por la tarde pon en el cubo el agua y la sosa. Remueve. Hazlo con sumo cuidado, en una zona bien ventilada y usando guantes, gafas protectoras y mascarilla. La sosa caustica es corrosiva. Además, la mezcla de agua y sosa desprende gran cantidad de calor.
- La mañana siguiente añade el aceite poco a poco y remueve hasta que la pasta tome consistencia. En ese momento echala en los briks vacíos. Cuando el jabón se solidifique puedes abrir los envases, pero con cuidado ya que pueden contener un líquido irritante. Ya puedes cortar el bloque de jabón en porciones más pequeñas; ahora solo debes dejarlo reposar un mes tras el cual estaría listo para usarlo.
Así de sencillo. Ya está listo para que lo disfrutes. Sirve para todo, aplicado sobre la ropa, en frio o en caliente, es uno de los limpiadores más efectivos que se conocen. Pero también es uno de los cosméticos más recomendables, por su suavidad y poder hidratante.
Y este es sólo el principio. Puedes, elaborar jabones aromatizados, añadiendo a la mezcla aceites esenciales o directamente flores y hojas de lavanda, romero, cáscara de limón o naranja… El límite lo pone tu imaginación. De forma sencilla y barata has conseguido un limpiador natural, muy eficaz, respetuoso con el medio ambiente y que además se puede convertir en un regalo magnífico.
Recuerda que si los cuidas bien, puedes reutilizar los aceites de oliva antes de convertirlos en jabón.
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