El malagueño Guillermo Rodríguez Navarrete, más conocido en redes sociales como Nutrillermo, es uno de los nutricionistas más populares en Estados Unidos. Su receta: el sentido común, huir de las dietas y tener los aceites de oliva como base de sus propuestas. Hoy nos ofrece una serie de recomendaciones para comer mejor, pero sobre todo, más sano.
Nos consta que tienes una relación muy cercana con los Aceites de Oliva de España. ¿Cuándo los descubres y los integras en tu trabajo?
Mi maestro y mentor científico fue el profesor Jose Mataix Verdú, conocido como “el apóstol del aceite de oliva”. A él le debemos gran parte de lo que ahora sabemos del aceite de oliva. Fue incluso capaz de enfrentarse a su maestro Grande Covián que por aquella época promovía los aceites de semillas provenientes de EEUU. Tras una dura pugna científica, Mataix ganó la batalla en favor del aceite de oliva, y hoy nadie en España ni en el resto del mundo duda de los beneficios que este aceite tiene para nuestra salud.
El mundo del aceite es como el mundo del vino… una vez te adentras en él, ya no puedes salir. Es un producto sencillo y complejo al mismo tiempo. Un jugo puro de un fruto que en función de la variedad, puede aportarte sabores y cualidades distintas pero aun así, todas esas variedades tienen una cosa en común: ser buenas para nuestras células y procesos biológicos.
Además de Mataix, tuve contacto con muchos científicos de Jaén, con los que escribimos un libro llamado “El aceite de oliva: su obtención y propiedades” que tuvo muy buena acogida. Ese fue uno de los 4 libros sobre aceite de oliva en los que colaboré durante los 5 años que estuve en el Instituto de Nutrición de la Universidad de Granada. Ante este panorama… es imposible no enamorarse de él, y querer que el resto del mundo lo conozca mejor.
Guillermo Rodríguez Navarrete reniega del concepto dieta y apuesta por la educación nutricional. ¿Por qué?
Porque llevamos 50 años haciendo dietas y el mundo está más gordo que nunca.
Si hay algo que aprendí durante mis dos años en Guatemala, cuando visitábamos orfanatos de niños con desnutrición, es que no solo debes darles comida, sino ayudarlos a ser autosuficientes y producir su propia comida, emulando ese proverbio chino que reza “dale un pescado a un hombre y comerá un día, enséñalo a pescar, y comerá durante toda su vida. Pues con la obesidad, curiosamente, pasa lo mismo. No hay que dar más dietas, hay que enseñar a comer. Hay que educar al mundo en algo que lastimosamente no te enseñan en la escuela.
Lo difícil es que la nutrición no es como las matemáticas. Allí 2+2 siempre son 4, y ya. La nutrición es una ciencia muy joven, y hay demasiadas teorías, hipótesis, e interpretaciones que unidas a los intereses comerciales de la industria de la comida procesada, hacen de la educación nutricional todo un reto presente y futuro, pero hay que asumirlo y empezar a contar la verdad sin miedo y sin pelos en la lengua.
Una de las claves para esa distinción, puede ser el disfrute. ¿Crees que la educación nutricional implica un cambio de hábitos y acercarse a la comida de otra forma?
Absolutamente sí. Cada vez está más claro que además de saber comer, hay que saber vivir. Nuestros horarios de comida, nuestros horarios de sueño, nuestra actividad física diaria… todo esto es también crucial para una buena salud. Si todo sigue evolucionando como debería, en el futuro se tratarán más enfermedades con modificaciones de estilos de vida que con medicamentos.
Respecto a la comida, efectivamente es necesario que nos acerquemos a ella de otra manera. Ya no es solo centrarnos en comer comida real, y alejarnos de los ultra procesados, es también preguntarnos por qué comemos. Hoy día, la mitad de la gente come lo primero que encuentra, y la otra mitad lo que le apetece. Los primeros para quitarse el hambre, y los segundos para darle gusto al paladar. Alguien debe explicarles bien que comemos para obtener energía y nutrientes para nuestras células, y que en vez de darle gusto al paladar (que no representa ni el 1% de nuestro cuerpo) hay que darle gusto al otro 99%. O eso, o prepararse para la enfermedad.
En ese sentido ¿Qué papel juegan los aceites de oliva en tus propuestas?
Siempre son la base. En los planes de alimentación de mis pacientes, el aceite de oliva va tanto en crudo como para cocinar. Solo hay algunas preparaciones que se resisten un poco por el tema del sabor, que les parece fuerte. Cuesta mucho, por ejemplo, que alguien pruebe una mayonesa de aceite de oliva y le guste la primera vez. Pero a la tercera, se acostumbran y la aman.
¿Qué dicen tus “pacientes” cuando les invitas a consumir aceites de oliva?
Todos lo asumen favorablemente, y lo hacen parte de su vida y la de su familia. Muchos me preguntan por qué no les pongo aceite de coco… solo hay que parar a ver cuántos estudios hay acerca de uno y del otro para comprender que en cuanto a salud, hay mucha más certeza de los beneficios del de oliva.
¿Cuáles son las reglas de oro para comer sano todos los días?
La regla número uno es sin duda basar tu alimentación en comida real, sin procesar o mínimamente procesada, como es el aceite de oliva, y evitar los ultra procesados.
La número dos, volver a asumir las grasas naturales y saludables en nuestra alimentación, sobre todo en el desayuno desplazando los carbohidratos. Eso te da mayor saciedad el resto del día, evitando la temida ansiedad en las tardes.
La regla número tres, disminuir hasta el mínimo posible el consumo de azúcar y harinas.
La cuatro, priorizar las horas de comida sobre nuestros otros quehaceres diarios. Nada de comer deprisa y corriendo para volver al trabajo. Nada de salir de casa sin desayunar porque “no te da tiempo”. ¿Te imaginas explicándole a tu automóvil que no le vas a poner gasolina porque “no tienes tiempo”? Tampoco debes cenar demasiado tarde. Cena siempre al menos 3 horas antes de ir a la cama, y si es antes, mejor.
La quinta, sin duda es el descanso. Aquellos que no respeten las 4 reglas anteriores, tendrán muy posiblemente problemas hormonales, y el sueño depende directamente de nuestras hormonas. Un buen descanso facilita una buena alimentación, y viceversa.
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