Mousse de té matcha con aceite de oliva

A la hora de buscar ideas para preparar un postre único y distintivo, siempre es posible recurrir a ese magnífico ingrediente que es el té matcha. Se trata de una variedad de té verde cuyos orígenes se pueden rastrear en Asia, y que es capaz de aportar un sabor distintivo a cualquier dulce que deseemos preparar. Por eso, hoy vamos a explicar cómo se puede elaborar una deliciosa mousse de té matcha que sorprenderá a todos nuestros invitados.

1. Antes de nada, comenzamos preparando un crujiente de almendra que va a ser el compañero perfecto de nuestra mousse. Para ello, mezclamos la almendra en polvo, 35 gramos de azúcar, la harina y el aceite de oliva virgen extra y lo amasamos todo con las manos. El resultado debe parecer una especie de arena. Luego, lo repartimos en una bandeja con papel de horno y lo horneamos durante unos 10 minutos a 180 grados. Lo desmenuzamos y lo apartamos.
2. Mientras se hornea el crujiente de almendra y aceite de oliva virgen extra, sumergimos la gelatina en agua fría. Después, calentamos la leche y añadimos el té. Lo mezclamos bien durante un minuto, lo retiramos del fuego y lo dejamos que vaya infusionando.
3. Ahora podemos montar la nata y dejarla reposar en la nevera. Después, en un cazo, batimos la yema de huevo con una parte del azúcar. Poco a poco, vamos incorporando la infusión. Una vez mezclado todo, encendemos el fuego y seguimos removiendo hasta que la mezcla se espese ligeramente. Entonces, retiramos el cazo del fuego, añadimos la gelatina escurrida y seguimos removiendo para que las hojas se deshagan. Finalmente, lo dejamos enfriar.
4. Ahora vamos a montar la clara de huevo con una pizca de sal y el resto del azúcar. Esta parte podría ser un poco difícil, así que podemos ayudarnos de unas varillas eléctricas o de un robot de cocina. Una vez hecho esto, sacamos la nata de la nevera y la mezclamos con las claras y con el preparado de té. Hay que emplear movimientos envolventes para que todo se integre mejor.
5. Ahora toca engrasar los moldes con un poco de aceite de oliva de España. Media cucharadita será más que suficiente para cada uno de ellos. Si lo preferimos, podemos extenderlo con un poco de papel de cocina para no formar charcos. Una vez finalizado esto, rellenamos cada molde con la mousse. Por último, lo ponemos todo en el congelador.
6. El último paso será desmoldar cada mousse con cuidado sobre una cama de crujiente de almendra. Podemos decorar el conjunto con un chorrito de chocolate, con una hoja de menta o incluso rociar la mousse con una cucharadita de aceite de oliva virgen extra. Eso sí, es importante guardarla en la nevera un rato antes de servirla.